viernes, 11 de mayo de 2012


Vi una rosa llorar.

Caminaras sin miedo cuando me sientas cerca
No porque seamos conocidos, sino porque me extrañas
Porque me sientes como el agua, me sientes en tus labios, me abrazas con tu aroma, me cubres con tus pómulos.

Te descaras y me encubres, me regalas tu mirada marítima e intensa y en tu cielo vuelo como rapiña
Me perseguiste y te olvidé; luego quisimos encontrar nuestras sonrisas en la oscuridad. Solo por decir te amo.
Tu silecio no siempre fue el más sincero, pero supe hacerme amigo del fiel y frio silencio de tu manera.
Haría lo que fuera por  que volvieras y recordaras lo que llamas amor, lo que me produce felicidad, no por el acto mismo si no por tratarse de ti.
Si supieras que te extraño como vagabundo a la luna.
Si supieras que te anhelo como rio al mar… tal vez te sientas morir al respirar… tal vez estés ciega en medio de tanta luz y las patéticas palabras se convertirían en tu refugio… en un simple susurro mental y un beso del alba; llenaría tu rostro de color azul mientras tus manos atadas encienden la vela para necesitar ver nuevamente mis ojos felinos acostumbrados al ronroneo de tu cantar.
Tal vez me miras como animal, y tal vez me sientas como hombre…mis ojos amarillos ya no te encantan, ni mi nariz te sienta graciosa. Así que solo descansa porque muero mientras ríes. Mientras disfrutas el agua del caudal de tus sentidos inframundos yo me envuelvo en el brillo de unos ojos que me miran sin sentirme.

Mientras tanto en incógnita me encuentro, observando como aquel felino que un día observaste y ni lástima te provoco, porque aquel sabe guardarse y esconder totalmente sus sentimientos, despertando apenas por el ruido que produce la imprudente sociedad y el escalofriante remordimiento de los movimientos ajenos de este cuerpo que envuelve y que susurra las palabras ya olvidadas de las tardes de insomnio y  lagrimas rojas; porque vi a una rosa llorar, en el mismo luminoso cuarto “tanta luz en su propio crepúsculo” 

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