viernes, 11 de mayo de 2012


Mi querido pueblo

La mañana nunca había sido tan simple e inoficiosamente normal.
Mientras las mujeres lavan la ropa con sus gruesos brazos, el niño y el joven juegan con su balón de cuero humano.

Los viejos fuman la pipa olvidada de la paz, la cual su llamarada, ni el fuerte viento del invierno puede apagar.
¡Pobres lluvias! No pueden apagar ni siquiera la alegría que se esconde en los labios morados.

Las jóvenes se visten de gala y se olvidan de sus pies descalzos ¿para qué recordar lo que ya no importa?
Mi general seguimos jodidos y la mierda no adquiere todavía ningún valor, todavía sigue en las calles, en las casas y en los lugares de donde algún día se hablara de su valor. Mi general aun sigue viva y trabajando en temporada.

Esta mañana fresca y simple pronto acabará; ya vendrá el fuerte calor de la tarde; sudaran los viejos y llorarán las madres por sus hijos sin amaneceres.
Robin Nelson Muñoz  

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